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Hornos de tratamiento térmico

A principios de los 90, la eliminación de los residuos hospitalarios se realizaba en instalaciones ubicadas en los propios Hospitales. El Gobierno del Principado encargó en 1988 la realización del "Inventario de residuos clínicos producidos en Asturias y su eliminación" cuyas conclusiones pusieron de manifiesto que las condiciones de eliminación de estos residuos no eran correctas desde el punto de vista ambiental. COGERSA se consideró entonces como la mejor solución para tratar de forma adecuada y centralizada estos residuos sanitarios. En 1993 comenzó a funcionar un servicio de recogida y transporte de residuos clínicos desde los centros sanitarios hasta el horno estático de incineración de COGERSA.

En el año 2000 se instaló un nuevo sistema de depuración de los gases basado en un tratamiento vía-seca con carbón activo y bicarbonato. Este proyecto fue cofinanciado en un 80% por el Fondo de Cohesión de la Unión Europea.

El incremento en la producción de residuos clínicos y la crisis de las "vacas locas" motivaron la construcción de un nuevo horno rotativo, para la destrucción de los residuos MER y sanitarios, que finalizó en el año 2003. Este proyecto fue cofinanciado por el Ministerio de Medio Ambiente.

Esta nueva instalación permite además la recuperación energética de los residuos mediante un turbogrupo de doble etapa con una potencia de 1.000 kW que aprovecha el calor generado durante el enfriamiento de los gases para su posterior depuración.

En la actualidad, la planta de tratamiento térmico de COGERSA dispone de 2 líneas de incineración independientes (horno estático y horno rotativo) en las que se eliminan los residuos infecciosos de la red sanitaria asturiana y cadáveres de mascotas. En el caso del horno rotativo, se tratan además harinas cárnicas, aceites usados, absorbentes contaminados, decomisos, etc. de acuerdo con la Autorización Ambiental Integrada de COGERSA. La instalación cuenta con una sala de desinfección y lavado de contenedores.

El proceso de incineración es similar en ambas líneas, ya que se realiza en dos cámaras consecutivas. En la primera cámara se tratan los residuos a más de 850º C. En la segunda, los gases procedentes de la combustión de los residuos se someten durante más de 2 segundos a 850º C o 1.100º C (según la naturaleza de los residuos), cumpliendo con la normativa de incineración de residuos.

Ambos hornos aprovechan como combustible el biogás generado en el vertedero de residuos no peligrosos, evitando el consumo de materias primas. El horno rotativo también aprovecha como combustible aceites usados previamente tratados. El horno rotativo posee un sofisticado sistema automático de alimentación de los residuos en contenedores (clínicos, absorbentes) y a granel (harinas cárnicas, aceites).

Cada línea de incineración cuenta con su propio sistema de depuración vía seca en el que los gases ácidos se neutralizan con bicarbonato sódico y los compuestos orgánicos y metales se adsorben sobre carbón activo. Los polvos de depuración se retienen sobre un filtro de mangas y se eliminan en el vertedero de seguridad de COGERSA. El sistema está dotado de analizadores en continuo que controlan los gases ácidos (HCl, HF, SO2 y NOx), partículas, compuestos orgánicos (CO, COV) y oxígeno para garantizar la calidad de las emisiones. Trimestralmente, un Organismo de Control Acreditado analiza dioxinas, furanos y metales pesados (Cd, Tl, Hg, Sb, As, Pb, Cr, Co, Cu, Mn, Ni y V).

Los residuos que generan ambas líneas, escorias y polvos de depuración, se recogen y eliminan en el depósito de seguridad de residuos peligrosos de COGERSA.

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